Javier Sanz publica ‘De Reyes y dentistas: La Odontología y la Casa Real española. De Carlos V a Felipe VI’

El pasado 3 de julio llegaba a las librerías uno de los dos nuevos libros del seguntino Javier Sanz, ‘De reyes y dentistas: La Odontología y la Casa Real española. De Carlos V a Felipe VI’. El académico de número de la RANM propone al lector un interesantísimo recorrido por la historia a través de la relación de los dentistas con la Monarquía Española, ordenado cronológicamente desde Carlos V hasta hoy en día.

Este excelente trabajo de investigación reúne documentos, escritos, poemas y dibujos, en un curioso y ameno libro repleto de divertidas anécdotas. En sus páginas se puede comprobar que, como a cada hijo de vecino, también a los reyes les duelen alguna vez las muelas.

En este peculiar paseo por la vida cotidiana de Austrias y Borbones, el lector irá descubriendo cómo las dolencias bucales no distinguen entre clases sociales y cómo, a lo largo de la historia, las regias bocas han sido tratadas con notable diferencia por distintas manos: desde aterradores sacamuelas, a los que Quevedo dedicó alguno de sus poemas más satíricos, hasta por las de los mejores especialistas de centros odontológicos en Estados Unidos.

“La relación de Austrias y Borbones con aquellos que cuidaban de sus bocas es no sólo diferente entre sí, sino también trascendente”, afirma Javier Sanz. “La llegada de los Borbones a España en el siglo XVIII, supone un desarrollo en todos los campos. Cuando comprobaron que España estaba en inferioridad de condiciones tanto científicamente como en la práctica de algunas profesiones con respecto a Francia, la monarquía se trajo consigo desde el país vecino expertos en diferentes ramas: médicos, cirujanos, arquitectos o jardineros y, cómo no, también dentistas. La decisión supuso un repunte para España, que llegaría a situarse, odontológicamente hablando, como un país pionero en Europa”.

El libro recrea figuras como la de Florestán Aguilar, dentista de la Casa Real de principios del siglo XX y amigo personal de Alfonso XIII, y lo sitúa en un lugar destacado en la historia de España. Cuando se instaura la Segunda República, el 14 de abril de 1931, fue su dentista, Aguilar, el encargado de dar al Rey la noticia de que debía abandonar el país. Y recoge anécdotas como la de Antonio Rotondo, quien, con tan solo 16 años, en ausencia de su padre José Rotondo que era el dentista del rey, le sacó una muela Fernando VI. En agradecimiento por el gran alivio que le supuso la intervención del muchacho, el monarca envió a Antonio a estudiar en las mejores escuelas de Europa, convirtiéndolo así en uno de los dentistas de la Casa Real con mejor formación en todos los sentidos. El políglota Rotondo hijo llegó a ser autor teatral, músico, pintor, empresario, escritor y, por supuesto, cirujano dentista.

Con 200 páginas, este espléndido trabajo llega a las librerías de la mano de la editorial sevillana Renacimiento, en su sección Biblioteca Histórica, con Abelardo Linares como editor. Se complementa la obra con un apéndice final en el que se pueden encontrar diferentes ilustraciones con retratos de reyes y algunas curiosidades.

La pasión de Javier Sanz, miembro de la Real Academia Nacional de Medicina de España donde ocupa el sillón número 24 – “Historia de la Medicina” y socio fundador de la Sociedad Española de Historia de la Odontología, por la Historia y por la Odontología, es lo que lleva a este seguntino ilustre a compartir con los lectores una forma de ver la historia desde un punto de vista totalmente diferente, en el que pueden descubrir el lado más humano de la realeza española.

“Para Sigüenza es un orgullo contar con un escritor de la talla de Javier Sanz, que allá por donde va, va haciendo seguntinismo. Le agradecemos su colaboración en el proyecto Letras Vivas Seguntinas, una de las iniciativas con las que la ciudad se postula como Candidata a ser declarada Patrimonio Mundial”, afirma María Jesús Merino, alcaldesa de Sigüenza. “Javier es un referente en la investigación de la Historia. Nos abre las puertas de nuestro patrimonio histórico, y enriquece nuestra cultura. Sin duda, es un orgullo para Sigüenza “, añade Ana Blasco, concejala de Cultura.